diumenge, 25 d’octubre del 2009

Envidia (I)

Me pregunto porque en "nuestros" edificios más "emblemáticos" aceptamos alegremente la más absoluta falta de rigor, aplaudimos las débiles justificaciones que no soportan el mínimo análisis exigido a cualquier estudiante de primeros cursos. Más patente se hace la falta de rigor, en todas las facetas, cuando uno considera los honorarios de los edificios a los que me refiero.

Con la arquitectura sostenible ha llegado la panacea, cualquier solución, por absurda y peregrina que sea, es justificable si es "ecológica", con el consiguiente aplauso generalizado:

- Una "estrella" de la arquitectura nos explica que para impedir que entre el sol en su edificio lo recubre todo con una segunda fachada a base de lamas de vidrio o madera (incluida subestructura de acero e instalación de springlers, por si se incendia), y aplaudimos. Nada sabemos del coste económico y energético de esta segunda fachada, de la cantidad de CO2 liberado a la atmósfera, ni los años necesarios para amortizar estos recursos. Tampoco sabemos por qué esta dichosa solución se repite indistintamente en las fachadas norte, este y oeste (¿será por si trasladan el edificio a otro hemisferio?).


- Un arquitecto camino de ser "estrella" puede explicarnos que ha pintado la estructura de su edificio de verde fosforescente con una pintura fotoluminiscente y que "esto es muy ecológico" porque se "ahorra" los focos para iluminarlo de noche. La estructura de dicho edificio funciona con todo de pilares-tirantes que primero suben las cargas hasta la cubierta, para después bajarlas escenográficamente por la fachada, empleando algo así como el doble de acero (vamos, ecológico de cojones). De la pintura, que la casa garantiza unos 25 minutos de fotoluminiscencia siempre que las luces de alrededor estén apagadas, por supuesto no sabemos que coste energético tiene (ni económico), ni cuanta energía podría producirse con el CO2 liberado en su fabricación, ni su toxicidad o los residuos químicos generados en el proceso. Finalmente, tampoco sabemos ¿para qué narices debe iluminarse la fachada del edificio?.


Porque aceptamos sin rechistar esta falta de rigor en estos costosísimos edificios públicos:

¡Por envidia!

Por que yo también quiero que un político con afán de presumir de edificio "emblemático" y "sostenible" nos encargue uno donde el presupuesto sea menos que una prioridad, donde el programa funcional brille por su ausencia o se amolde a la "identidad" de nuestro proyecto. Queremos periodistas que generosos publiquen nuestras notas de prensa con nuestras ocurrencias sin el menor análisis previo.



¿Alguien se ha fijado en las memorias de estos proyectos? Es verdad que los arquitectos, con un poco de suerte, nos defendemos dibujando y la escritura nunca ha sido lo nuestro, pero de ahí a las memorias ilegibles y a los panfletos huecos destinados más a los periodistas que al cliente (debe ser que las entidades públicas no leen), cargados de frases sin significado del tipo "la arquitectura de los bits", o "la pedrera del siglo XXI", que la prensa transcribirá literalmente, hay todo un camino que no se recorre inocentemente.

Definitivamente, es la envidia que nos hace aceptarlo con entusiasmo participativo, soñando con algún día gozar de estos encargos. Contemplando como la "ecología" y la arquitectura dejaron de ser una negocición con el medio para convertirse en fantásticas escenografías tecnológicas, o peor, burocráticos trámites.

Hoy me declaro convicto de escepticismo.





2 comentaris:

  1. Arnau, no vale: quiero pruebas documentales, que las hay, así que ve preparando una segunda parte. Y este rollo tan católico de hablar del pecado callando el pecador, no sé, no sé...

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  2. Sí, habrá un envidia II. Pecadores hay unos cuantos, en este caso era el sr. Ruiz Geli. Que conste que la entrada no iba contra su arquitectura, esta, como la de Nuñez i Navarro, me trae sin cuidado (supongo que se debe descalificar por si sola, y sinó me es igual). Lo que me jode es el cinismo: que nos tomen por imbéciles. Y además, como pertenezco a esa izquierda (tu lo has dicho muy católico) que incapaz de cambiar el mundo se ha creido la ficción de la democracia (que remedio) y se ha agarrado como a un clavo ardiendo a "eso de la ecologia", aún me jode más que se rian del personal en nombre de la sostenibilidad.

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