dijous, 26 de novembre del 2009

He utilizado la imaginación (sobre "Los límites del control", de Jim Jarmush)

esta es la frase clave, el nudo gordiano de la última pelicula de Jim Jarmush, con ella resuelve, y nos ahorra a los espectadores, el engorroso episodio de como el protagonista, un magnífico Isaak de Bankolé, burla la vigilancia de la imponente fortaleza del poder, del Control. Porque The Limits of Control es el nombre de la película, y para Jarmush es la imaginación el instrumento de ruptura del Control: "la realidad es subjetiva" nos dice el protagonista en una de sus pocas frases, ese es su punto debil, y la imaginación es la tentativa de negar el poder ("la vida real" que dice Bill Murray interpretando a el Control). Acompañamos a un frio y controlado protagonista en un viaje donde estoicamente rechaza la seducción sexual, y donde se cruza, intercambiando mensajes y escuchando consejos, con el arte, el conocimiento y las drogas, evasiones fuera de la vida real según Control, y que intuimos que Jarmush considera lo único que realmente merece ser vivido.
Así que discutiendo después del cine, no tardó en aparecer Baudrillard, y la imaginación en el centro de los dispositivos de poder, la imaginación (o creación de imágenes) como medio de seducción que genera el deseo, el dispositivo esencial de la sociedad de consumo. O sea, que nos vamos a casa sin acertar a saber si Bankolé era o no un agente doble, y con la duda de si ser agente doble es el destino del artista contemporáneo, o incluso del arquitecto en la medida de la capacidad de generar nuevos imaginarios.

Es evidente que los arquitectos somos capaces de crear, o reproducir imaginarios por otros creados, destinados a la seducción y al estímulo del consumo. Pero, ¿es esta imaginación capaz de inquietar a nadie?, sinceramente, yo no veo caras de preocupación, quiero decir en clientes u otros agentes de control. Como mucho si a alguien puede liberar la capacidad de imaginar serà a nosotros mismos, y es que el viaje de Bankolé es un viaje interior.


Lo que sí sabemos es que hemos disfrutado, y mucho, de unas bellisimas, y controladas, imágenes, acompañadas de una cuidada música, que como en las variaciones de una sonata clásica se repiten delicadamente a lo largo de las casi dos horas de película. Quizá, como dice Nini, detrás de estas frías y distantes imágenes sólo hay imágenes (del propio Jarmush, en este caso) y ella prefiere, seguramente yo también, a aquellos autores que lejos de escudarse o buscar subterfugios, se enlodan, y embarrados hasta el cuello no les da miedo el ridículo.

No está de más decir que es todo un placer discutir de cine con Nini, y que esta entrada nace de la estimulante conversación con ella.

3 comentaris:

  1. Como las casualidades no existen, dejemos que hable Sáenz de Oiza a propósito del protagonista de piedra de la primera parte de la peli:

    "Cuando hice Torres Blancas tuve un único objetivo: molestar a la gente, agredir al paisaje, de tal manera que la gente levantara la cabeza y dijera: ¡Caramba!, pero ¿tanto bien o tanto daño se pueden hacer con la arquitectura?… ¡Sí, señor! ¡Estamos cansados de hacer paisajes grises, ambientes no molestos en los cuales a lo mejor no es penoso vivir pero tampoco es gratificante!"

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  2. Ostres!!, em sembla genial la no casualitat, me encanta!

    Ara, no se si Oiza era concient que Torres Blancas es convertiria en un icona del bon gust per a certa burgesia madrilenya

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  3. És que la societat és la cosa més sostenible del món mundial: ho degluteix tot. Ja pots jugar-hi a la contra, que t'acaba empassant...

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